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Arquitectos: Eric Moya + Sílvia Prujà
- Área: 132 m²
- Año: 2023
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Fotografías:Mireia Codina Visuals
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Al abrigo de Girona Temps de Flors, conocido festival que desde hace más de medio siglo engalana la ciudad con capas florales, surge "(FL)oratori". Esta creación efímera se encuentra en un enclave privilegiado, situada tangencialmente a la majestuosa Catedral de Girona, además de disfrutar de una vista periférica, ocupando uno de los puntos más altos del casco antiguo.
Hoy en día la Plaça dels Apòstols o "(FL)oratori", ayer un espacio con una gran historia a sus espaldas. Un anacronismo que pondrá en valor el lado sur de la Catedral, a pesar de no ser el portal principal. Situado frente a la plaza, donde años atrás se ubicaban la casa del clero y el cementerio, aún pueden verse vestigios en este mismo emplazamiento.
Una simetría de preexistencia que formaliza una suave transición hacia el recinto sagrado. Un nuevo espacio colonizado por amapolas escarlatas y por la fuerte presencia de la majestuosa portada de la catedral. Un anexo, un entre, un vestíbulo, un preludio no sólo de lo que está por venir, sino también de lo que existe en el presente. Un contenedor que quiere ser un lugar de culto; un espacio que pretende aprovechar al máximo las capacidades mágicas de la catedral.
Envuelto en un delicado velo, translúcido e ingrávido, este espacio de forma cuadrada enmarca la imponente fachada de la catedral. En medio de un mar escarlata de petunias, surgen asientos dispersos, como peldaños que guían al viajero curioso, invitándole a deambular.
"(FL)oratori" evoca la introspección, la observación atenta, las oraciones susurradas, el tentador aroma y el suave tacto de las flores, los momentos de serenidad y un profundo aprecio por las historias que habitan estos sagrados terrenos.
La instalación pretende destacar la importancia histórica y simbólica del lugar, que perdura hasta nuestros días. Presenta una robusta base de hormigón que simboliza los vestigios perdurables de la catedral. A medida que asciende, se produce una fascinante transformación, como por arte de magia, que revela una sorprendente estructura de acero corrugado. Las vigas de acero descansan graciosamente sobre pilares en forma de cruces religiosas, lo que permite un proceso de montaje flexible y sin esfuerzo.
Desde estas etéreas vigas, una ligera tela blanca cae suavemente en cascada, definiendo el espacio y cultivando una atmósfera de tranquilidad. Para garantizar la protección de los elementos de la instalación y preservar la integridad de las condiciones patrimoniales existentes, se utiliza una alfombra y toda la estructura metálica se recubre con pintura antioxidante.